jueves, 10 de octubre de 2024

SONETOS AMOROSOS, Quevedo

 EFECTOS VARIOS DE SU CORAZÓN, FLUCTUANDO EN LAS ONDAS DE LOS CABELLOS DE LISIS


En crespa tempestad del oro undoso
nada golfos de luz ardiente y pura
mi corazón, sediento de hermosura,
si el cabello deslazas generoso.

Leandro, en mar de fuego proceloso,
su amor ostenta, su vivir apura;
Ícaro, en senda de oro mal segura,
arde sus alas por morir glorioso.

Con pretensión de Fénix encendidas
sus esperanzas, que difuntas lloro,
intenta que su muerte engendre vidas.

Avaro y rico, y pobre, en el tesoro
el castigo y la hambre imita a Midas,
Tántalo en fugitiva fuente de oro.

NOTAS.
Leandro: joven que atravesaba cada noche el Helesponto, a nado, para visitar a su amada; una noche se ahogó.
Ícaro: hijo de Dédalo, arquitecto del laberinto de Creta, del cual ambos se escaparon utilizando unas alas de plumas pegadas con cera, inventadas por el padre. Desobedeciendo a su padre, Ícaro voló demasiado cerca del sol, cuyo calor le despegó las alas, por lo que el joven cayó al mar y murió.
Fénix: pájaro fantástico, de cuyas cenizas renacía él mismo.
Midas: rey de Frigia que tenía el don de convertir todo lo que tocara en oro. Sin embargo, sufrió hambre debido a que toda la comida que tocaba se convertía en oro.
Tántalo: personaje que por una ofensa a los dioses, fue condenado a sufrir hambre y sed incesantes (le pusieron en una fuente rodeada de árboles cargados de fruto, pero cada vez que se inclinaba a beber, el agua bajaba hasta el suelo, y cada vez que alzaba la mano a las frutas, el viento levantaba las ramas y las ponía fuera de su alcance)

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