domingo, 24 de marzo de 2024

MADRIGAL, Gutierre de Cetina


 

Ojos claros, serenos, 

si de un dulce mirar sois alabados

¿por qué, si me miráis, miráis airados?

Si cuanto más piadosos,

más bellos parecéis a aquel que os mira, 

no me miréis con ira, 

porque no parezcáis menos hermosos. 

¡Ay, tormentos rabiosos!

Ojos claros, serenos, 

ya que así me miráis, miradme al menos. 

miércoles, 15 de noviembre de 2023

LIBRO DE BUEN AMOR, Arcipreste de Hita: "Episodio de las serranas"

 Hace siempre mal tiempo en la sierra y en la altura, 

o nieva o está helando, no hay jamás calentura; 
en lo alto del puerto sopla ventisca dura, 
viento con gran helada, rocío y gran friura. 
 

Como el hombre no siente tanto frío si corre, 
corrí la cuesta abajo, mas, si apedreas torre, 
te cae la piedra encima, antes que salgas horre. 
Yo dije: -Estoy perdido, si Dios no me socorre. 
 
Desde que yo nací no pasé tal peligro: 
llegando al pie del puerto me encontré con un vestiglo 
el más grande fantasma que se ha visto en el siglo, 
yegüeriza membruda, talle de mal ceñiglo. 
 
Con la cuita del frío y de la gran helada, 
le rogué que aquel día me otorgase posada. 
Díjome que lo haría si le fuese pagada; 
di las gracias a Dios, nos fuimos a Tablada. 
 
Sus miembros y su talle no son para callar, 
me podéis creer, era gran yegua caballar; 
quien con ella luchase mal se habría de hallar, 
si ella no quiere, nunca la podrán derribar. 
 
Tenía la cabeza mucho grande y sin guisa, 
cabellos cortos, negros, como corneja lisa, 
ojos hundidos, rojos; ve poco y mal divisa; 
mayor es que de osa su huella, cuando pisa. 
 
Las orejas, mayores que las del añal borrico, 
el su pescuezo, negro, ancho, velludo, chico, 
las narices muy gordas, largas, de zarapico, 
¡sorbería bien pronto un caudal de hombre rico! 
 
Su boca es de alano, grandes labios muy gordos, 
dientes anchos y largos, caballunos, moxmordos; 
sus cejas eran anchas y más negras que tordos. 
¡Los que quieran casarse, procuren no estar sordos! 
 
Mayores que las mías tiene sus negras barbas; 
yo no vi más en ella, pero si más escarbas, 
hallarás, según creo, lugar de bromas largas, 
aunque más te valdrá trillar en las tus parvas. 
 
Mas en verdad yo pude ver hasta la rodilla, 
los huesos mucho grandes, zanca no chiquitilla; 
de cabrillas del fuego una gran manadilla, 
sus tobillos, mayores que los de una añal novilla. 
 
Más anchas que mi mano tiene la su muñeca, 
velluda, pelos grandes y que nunca está seca; 
voz profunda y gangosa que al hombre da jaqueca, 
tardía, enronquecida, muy destemplada y hueca. 
 
Es su dedo meñique mayor que mi pulgar, 
son los dedos mayores que puedes encontrar, 
que, si algún día ella te quiere espulgar, 
dañarán tu cabeça cual vigas de lagar. 
 
Tenía en el justillo las sus tetas colgadas, 
dábanle en la cintura porque estaban dobladas, 
que, de no estar sujetas, diéranle en las ijadas; 
de la cítara al son bailan, aún no enseñadas 

LIBRO DE BUEN AMOR, Arcipreste de Hita: "Muerte de Trotaconventos"

 Un filósofo dijo y en su libro se anota: 

con pesar y tristeza, el ingenio se embota. 

Yo, con pena tan grande, no puedo decir gota 

porque Trotaconventos ya no anda ni trota. 

 

Así fue, ¡qué desgracia!, que mi vieja ya es muerta, 

¡grande es mi desconsuelo! ¡murió mi vieja experta! 

No sé decir mi pena, mas mucha buena puerta 

que me ha sido cerrada, para mí estaba abierta. 

 

¡Ay muerte! ¡Muerta seas, bien muerta y malandante! 

¡Mataste a la mi vieja! ¡Matases a mí antes! 

¡Enemiga del mundo, no tienes semejante! 

De tu amarga memoria no hay quien no se espante. 


Muerte, a aquel que tú hieres arrástraslo, cruel, 

al bueno como al malo, al noble y al infiel, 

a todos los igualas por el mismo nivel; 

para ti, reyes, papas, valen un cascabel […] 

 

Dejas el cuerpo yerto a gusanos en huesa, 

el alma la separas del cuerpo con gran priesa, 

no está el hombre seguro de tu carrera aviesa, 

de hablar sobre ti, muerte, espanto me atraviesa […] 

 

Enemiga del bien, al mal tienes amor, 

Estás hecha de gota, malestar y dolor; 

El sitio en que tú moras, aquel es el peor; 

Donde no estés presente, aquel es el mejor […] 

MADRIGAL, Gutierre de Cetina

  Ojos claros, serenos,  si de un dulce mirar sois alabados ¿por qué, si me miráis, miráis airados? Si cuanto más piadosos, más bellos parec...