COLLIGE, VIRGO, ROSAS
Niña, arranca las rosas, no esperes a mañana.
 Córtalas a destajo, desaforadamente,
 sin pararte a pensar si son malas o buenas.
 Que no quede ni una. Púlete los rosales
 que encuentres a tu paso y deja las espinas
 para tus compañeras de colegio. Disfruta
 de la luz y del oro mientras puedas y rinde
 tu belleza a ese dios rechoncho y melancólico
 que va por los jardines instilando veneno. 
Goza labios y lengua, machácate de gusto
 con quien se deje y no permitas que el otoño
 te pille con la piel reseca y sin un hombre
 (por lo menos) comiéndote las hechuras del alma.
 Y que la negra muerte te quite lo bailado.
Luis Alberto de Cuenca, Por fuertes y fronteras, 1996.
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