Esta es la carta que Albert Camus escribió a su maestro de primaria
cuando acababa de recibir el Premio Nobel de Literatura (ejemplo máximo del
agradecimiento).
Querido
señor Germain:
He
esperado a que se apagase un poco el ruido que me ha rodeado todos estos días
antes de hablarle de todo corazón. He recibido un honor demasiado grande, que
no he buscado ni pedido. Pero cuando supe la noticia, pensé primero en mi madre
y después en usted. Sin usted, la mano afectuosa que tendió al pobre niñito que
era yo, sin su enseñanza y ejemplo, no hubiese sucedido nada de esto. No es que
dé demasiada importancia a un honor de este tipo. Pero ofrece por lo menos la
oportunidad de decirle lo que usted ha sido y sigue siendo para mí, y le puedo
asegurar que sus esfuerzos, su trabajo y el corazón generoso que usted puso
continúan siempre vivos en uno de sus pequeños discípulos, que, a pesar de los
años, no ha dejado de ser su alumno agradecido.
Le
mando un abrazo de todo corazón.
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