Cuanto más me avecino al postrer día,
que a la humana miseria hace más breve,
más veo al tiempo andar veloz y leve,
y a mi esperanza en él falsa y vacía.
Poco andaremos -digo al alma mía
de amor hablando, mientras grave lleve
el peso terrenal que, como nieve
se funde; que a la paz así nos guía:
porque con él caerá aquella esperanza
que me hizo devanear tan largamente,
y la risa y el llanto, y miedo e ira;
veremos claro que frecuentemente
lo que es dudoso es otro quien lo alcanza
y que, a menudo, en vano se suspira.
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